El miércoles 2 de octubre de 1968, México vivió una tragedia que marcaría el rumbo del país: la masacre de Tlatelolco. Eran cerca de las seis de la tarde cuando una bengala surcó los aires de Tlatelolco y, a partir de ahí, inició un episodio fatídico en la historia de México. Un enfrentamiento armado ocasionó la muerte de varios civiles, que se encontraban ese día en la plaza de las Tres Culturas, después de disparar la bengala comenzaron a llover balas por todos lados. El miedo, el descontrol y la incertidumbre es lo que imperaba en esos momentos. Decenas de personas caían al piso, mientras las balas no daban ninguna tregua. Ese día, durante varias horas, Tlatelolco fue un campo de batalla en donde los civiles se convirtieron en las víctimas, en los asesinados y en los desaparecidos. 

Esta masacre del 2 de octubre volvió a teñir de rojo a Tlatelolco, como hace siglos lo hicieron los españoles a la hora de la conquista, o como lo hizo la plaga del cocoliztli al matar a cientos de personas. Ese día Tlatelolco volvió a ser sede del terror, del dolor y de la muerte, pero también fue sede del autoritarismo, de la represión y de la injusticia.